¡Pues va a tener razón mi madre!
Efectivamente, cuando me veía paralizado ante un problema, me soltaba su frase demoledora preferida, “si yo hubiera estudiado la mitad que tú, Margaret Thatcher hubiera sido mi secretaria, tienes la cabeza llena de libros, todos sin abrir y un montón por escribir! Y me lo decía así, sin levantar la vista de lo que estuviera haciendo, multitarea como todas las madres, metiendo el dedo en el ojo y el botón por el ojal, todo a la vez, dando la misma importancia a una cosa que a la otra, que es lo que más me molestaba, tanto que era capaz de despertar mi capacidad resolutiva aunque solo fuera para llevarle la contraria.
Para no desperdiciar conocimiento, derrochen talento y no lo busquen fuera, ya lo llevan dentro.
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