Se atribuye al ex ministro Carlos Solchaga aquella frase pronunciada en el contexto de finales de los ochenta o principios de los noventa que decía: “España es el país donde uno se puede hacer más rico en menos tiempo.”
Puede decirse que esta cita era como un telón de fondo de toda una cultura, la del pelotazo, de hacer negocios.
Pues bien, les transcribo literal-mente un ramillete de tweets, post, comentarios, etc., que he recibido esta semana a través de las redes sociales, sirvan de ejemplo:
– “Seis herramientas imprescindibles para rentabilizar tu empresa”.
– “Cuatro trucos que todo emprendedor debe aprender”.
– “Veinte maneras de alcanzar el liderazgo”
– “Doce errores que todo gerente debe evitar”.
– “Tres formas de triunfar con tu negocio en las redes”.
Etc. etc. etc. A mí, qué quieren que les diga, la que más me gusta es aquella que decía:
“ Los 2.144.322 sencillos pasos para hacer feliz a tu pareja”.
Esta invasión de consejos, trucos, claves, maneras, formas, etc., que intentan atajar un camino que, de entrada sabemos arduo, largo y lleno de sacrificios, me suena a un renacer de la cultura del pelotazo o lo que ya podemos llamar neopelotazo.
No voy a negar que habrá quien con el mínimo esfuerzo, escaso conocimiento y con un par de pasos mágicos haya dado con la idea que le despertó millonario el mismo día que se acostó pobre. No lo negaré, porque todo es posible. Sin embargo, después de 15 años al frente de un negocio y pasando cada día por las tripas de una empresa distinta de este país como consultor, lo que afirmo con rotundidad es que no hay claves, o mejor dicho, hay tantas claves como empresas y personas hay, y el único denominador común que encuentro a todas ellas, y que es el motor de las infinitas claves es: el inconformismo.
Del inconformismo brota la necesidad de superación, del inconformismo emana la mejora continua, del inconformismo nacen los nuevos retos, el inconformismo es la cara oculta del espíritu de sacrificio. Es el origen de la avidez por aprender, por crear, por desarrollar. Es una fuente de automotivación inagotable que te levanta cada mañana para que hagas de cada día un día distinto al anterior.
El conformismo es un ancla que te mantiene en el mismo punto, inmóvil, indolente, inerte.
En su día y en este mismo espacio aconsejé un vídeo de mi admirado Borja Luzuriaga y que vuelvo a sugerir para lo que les facilito el link http://bit.ly/1dl2TT0. Presten atención a cuando nos enseña cómo construir un muro diciéndonos:
“Si quieres construir un muro, en vez de decirte: voy a construir el muro más increíble e impresionante que se haya construido jamás, en vez de eso di: voy a colocar un ladrillo de la manera más perfecta que se pueda colocar un ladrillo, y haz eso todos los días, y así tendrás un gran muro”.
En este mismo vídeo nos lanza otra perla que dice así: “El trabajo duro vence al talento, cuando el talento no se está esforzando”. ¡Qué grande es este hombre!
En la época en la que todo el mundo quiere atajar, en un momento donde lo importante es el dinero y no el valor que se aporta para con-seguirlo, cuando todo el mundo parece que acaba de descubrir el talento como la solución a todos nuestros problemas, este chaval –de éxito rotundo, por cierto viene a reivindicar el trabajo duro y constante para salir del “realismo actual” que él acertadamente llama.
Déjenme decirlo de otra manera; hay dos formas de conseguir un título universitario: copiando o hincando codos. El error no está en el camino sino en el objetivo.