Último artículo publicado en Deia – Bizkaia Activa
Vicente Gutierrez
No sé distinguir los sentimientos que me invaden ante la demagogia ampliamente extendida y preocupantemente extensiva que nos rodea. Ya sabíamos que la demagogia era un pobre recurso para ganar el apoyo de los ciudadanos usado por algunos políticos.
Por pobre que nos parezca, si se utiliza como un medio para un fin, es producto de la inteligencia, escasa y de dudosa elegancia, pero inteligencia al fin y al cabo.
Sin embargo, actualmente percibo dos matices de consecuencias devastadoras en la, llamémosle, moderna demagogia. El primero de ellos es que la actual demagogia no es producto de la inteligencia, sino de la ausencia de la misma. Es decir, la demagogia ahora no es un medio, ni siquiera un fin: ¡es el fin!
Es el fin porque no hay más, no sustenta nada, no hay recorrido en su contenido. Es como un libro que solo tuviera título, prólogo y, si acaso, epílogo. Ni busquen ni rasquen porque no hay más.
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