Artículo publicado en Deia – Bizkaia Activa
Vicente Gutierrez
Prepárense a oír todo tipo de soluciones disparatadas a los problemas que nos rodean; están de elecciones. Les cuento la última que oí por la radio del coche y que, gracias a mi pericia como conductor y a mi autocontrol, conseguí no salirme de la calzada.
“Tenemos que proteger los productos de aquí, concienciar de la necesidad de consumir lo de aquí, frente a los productos de fuera y los de las multinacionales” espetó un cráneo privilegiado con ansias de poder. “Ya sabemos lo que hacen las multinacionales con nuestro dinero, llevárselo fuera”, fue su argumento.
Me pregunto si este fenómeno de la naturaleza ¿sabrá que en el País Vasco tenemos nuestras propias multinacionales, muchas de ellas líderes en el mercado mundial, es decir, líderes allí y que gracias a su esfuerzo generan empleo aquí, pagando los impuestos de sus beneficios a nuestras instituciones?
¿Hacemos boicot a nuestras multinacionales entonces? ¿Las cerramos?
¿Este hombre que nos solicita el voto para dirigir nuestro futuro, sabrá cuántas empresas que generan riqueza aquí lo hacen importando productos de allí y los comercializan aquí para nuestro disfrute y beneficio económico? ¿Las cerramos también? ¿Se imagina esta mente preclara que los de allí propusieran lo mismo que él propone con los productos de aquí? ¿Sabe cuántas empresas de aquí cerrarían de golpe? Usted, sí, el gurú lúcido de la radio que por poco provoca un accidente, ¿sabe cuántos productos fabricados aquí son componentes de productos finales de allí y al revés, que luego se venden aquí y allí?
¿Y sabe cuántas familias se ganan la vida en multinacionales de allí instaladas aquí?
En fin, créanme que la corrupción política, siendo grave, hoy es un factor de despiste.
Lo realmente trágico son las decisiones que puedan tomar algunos con un afán exclusivamente demagógico pero de consecuencias nefastas para todos los demás.
De la misma manera que si quiero preservar mi cultura: la música, la literatura, pintura, etc., no la debo proteger de las influencias externas levantando murallas, sino promoverlas al exterior para que sea la influyente, de la misma manera –digo–, si queremos crecer económicamente debemos ganar en influencia compitiendo con las empresas de referencia mundial tirando los muros, pero no con el pobre argumento de aquí a secas, sino aquí más rápido, aquí mas innovador, aquí mayor calidad. Aquí mejor servicio, aquí más conocimiento.
Todo ello para ganar atractivo en el mercado de aquí y de allí y que nuestras empresas crezcan triunfantes allí, y las de allí deseen implantarse aquí, que buena falta nos hace; conseguir ser la primera opción del mercado global. Con una visión que no llega ni para pasar el día y ni más allá del aquí, les apuesto tres maravedíes a que retrocederemos al paleolítico inferior, eso sí, cazando y recolectando solo lo de aquí.