Desconozco si es cierto aquello de que el trabajo dignifica a las personas, lo que afirmo con rotundidad es que hay personas que ennoblecen cualquier trabajo. Explicaré por qué digo esto.
Serán ya diez los años que llevo como profesor impartiendo el área de negociación comercial en el Máster de Marketing y en el MBA de gestión de empresas de la UPV-EHU en Sarriko. Este último, el de gestión de empresas que, según algunas fuentes, ocupa el cuarto puesto en el ranking de los mejor valorados de todo el Estado, acaba de cumplir 25 años.
Para celebrar el aniversario, los gestores del Máster organizaron recientemente un evento en Bilbao. La afluencia de invitados desbordó las previsiones, fue impresionante. Acudieron tres exlehendakaris, Ardanza, Ibarretxe y Patxi López, quienes a preguntas de quien conducía el acto, destacaron, desde sus perspectivas y épocas de gobierno, lo más relevante del último cuarto de siglo.
Allí vi a eminentes profesores cargados de experiencia docente, autoridades académicas, el propio rector tomó la palabra e hizo una valoración del máster y agradeció a todos la asistencia y participación.
Acudieron también renombrados empresarios y, por supuesto, los alumnos y alumnas. La mayoría de ellos ocupan puestos de responsabilidad en nuestras empresas. Por el número de ellos que saludé, yo diría que no faltó ninguno y por sus caras, daban la sensación de estar encantados de reencontrarse.
El representante de la asociación de exalumnos subió al estrado y con acierto y mesura puso un toque emotivo al acto entregando en agradecimiento, una Makilla a quien tripula, casi desde su nacimiento, el máster. Jon, el director, con la sencillez que le caracteriza, en su intervención recordó con nostalgia que en la primera edición él fue el más joven del claustro de profesores y de los alumnos y hoy, veinticinco años después, solo un alumno peina alguna cana más. Pues bien, todos recibieron sus merecidos y calurosos aplausos pero quien, de manera unánime, arrancó los más efusivos, incluidos los de los anteriormente citados cuando el representante de los alumnos le reclamó al atril, fue Maribel.
¿Quién es Maribel? En su tarjeta pone Idazkaria/ Secretaria. Efectivamente, todas esas tareas propias de la rebotica, necesarias, pero que habitualmente son menos visibles y por ello la mayoría de las veces pasan desapercibidas tanto las tareas como las personas que las ejecutan las realiza Maribel.
Su puesto de trabajo no es una pieza, no es el eslabón de un proceso. Ella convierte su puesto de trabajo en el motor siempre arrancado, siempre en marcha que moviliza y engrana las piezas que somos los demás, profesores, alumnos, instituciones, empresas etc., para que todo salga, año tras año, perfecto, según lo previsto.
Cuando los profesores hablamos en el aula de la necesidad de incrementar la competitividad de las organizaciones, de lo que hablamos en realidad es de la necesidad de transformar las tareas más cotidianas en beneficio, lo que ahora de manera tan recurrente viene a expresarse como poner en valor, yo prefiero, qué quieren que les diga, mi lema de Transformar en Beneficio, que es lo que consigue Maribel con su trabajo diario.
Yo creo que, sin saberlo, ha con-vertido un puesto propio de administración y servicios de un centro universitario, en un puesto docente más. Es nuestra profesora de prácticas, la de todos, profesores incluidos, cuya especialidad es la visión global de negocio, la implicación y compromiso, el orgullo de pertenencia, el espíritu de servicio y la orientación al cliente. Competencias todas ellas anheladas por todas las empresas para sus empleados.
Sirva esta reflexión como eco del aplauso recibido en su día y como ejemplo de cómo ennoblecer una labor de trastienda transformándola en un bonito escaparate.
Ponte un beso.